27 sept 2014

La suerte de fracasar en el sexo

Comenzamos nueva temporada en Píkara dándole vueltas al fracaso..y a la suerte que puede suponer no quedarnos ahí...



LA SUERTE DE FRACASAR EN EL SEXO


¿La suerte?, te preguntarás. Has leído bien: la suerte de fracasar en el sexo. Vayamos por partes.
¿Qué es para ti fracasar en el sexo?
Anteponer la mente al espíritu
No disfrutar
Asociar el sexo a cantidad y no a calidad
No poder comunicar lo que me gusta
Que no se cumplan las (mis) expectativas
Que no haya una erección suficiente
Hacer siempre lo mismo
Entender el sexo como una competición
El desconocimiento mutuo
No tener orgasmos
Cuando te preocupa más lo que ocurre alrededor que disfrutar
Este es el resumen de algunas respuestas a la pregunta que hice en las redes sociales sobre qué es para cada quien fracasar en el sexo (millones de gracias de nuevo por las aportaciones).
Como veis, puede haber muchos motivos para fracasar, pero no olvidemos que el fracaso es totalmente subjetivo. Parte de lo que creemos que tendría que ser y no está siendo y, de esta comparación, establecemos qué es un fracaso y qué es un éxito. El papel fundamental viene determinado por las expectativas que tenemos sobre cómo tendrían que ser las cosas. Y estas expectativas, a su vez, beben de lo que hemos aprendido que tiene que ser. Luego cada quien le aplicará su propio filtro, pero el origen son las creencias de las que tanto hemos hablado durante estos 4 años (¡4 años ya!). Si no hubiésemos recibido la educación sexual o educastración que tenemos: ¿Crees que realmente sería un problema eyacular rápido si no hubiese pareja?, ¿o algunas personas tendrían la necesidad de fingir un orgasmo o eyaculación?, ¿o existiría la preocupación sobre la cantidad en vez de sobre la calidad?


Ilustración de Sonia R. Arjonilla. Más en su blog.

3 sept 2014

Cuento El leñador y el hacha

"Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en una maderera. El sueldo era bueno, y las condiciones de trabajo mejores aún, así que el leñador se propuso hacer un buen papel. 

El primer día se presentó al capataz, que le dio un hacha y le asignó una zona del bosque. El hombre, entusiasmado, salió al bosque a talar. En un solo día cortó dieciocho árboles.
 –Te felicito, sigue así –dijo el capataz. 
Animado por estas palabras, el leñador se decidió a mejorar su propio trabajo al día siguiente. Así que esa noche se acostó temprano.

A la mañana siguiente se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo su empeño, no consiguió cortar más de quince árboles.
 –Debo de estar cansado –pensó. Y decidió acostarse con la puesta del sol.
 Al amanecer se levantó decidido a batir su marca de dieciocho árboles. Sin embargo, ese día no llegó ni a la mitad. Al día siguiente fueron siete, luego cinco, y el último día estuvo toda la tarde tratando de talar su segundo árbol. Inquieto por lo que diría el capataz, el leñador fue a contarle lo que le estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se estaba esforzando hasta los límites del desfallecimiento.
El capataz le preguntó: –¿Cuándo afilaste tu hacha por última vez? 
–¿Afilar? No he tenido tiempo para afilar: No podía perder el tiempo en eso, he estado demasiado ocupado talando árboles”.
Anónimo

y tú...¿cuando fue la última vez que paraste a afilar el hacha?

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